Los inmuebles ofrecen rentabilidades del 5% para el inversor particular

El sector inmobiliario ha pasado de ser la oveja negra del mercado de inversión a convertirse en el valor refugio para las grandes fortunas e inversores particulares. El ladrillo ha ganado puntos en los últimos meses en detrimento de otros productos que ahora mismo están afectados por la incertidumbre global, como la renta variable, la deuda soberana o los depósitos.

Con los tipos de interés al cero por ciento y la volatilidad que se experimenta en los mercados, las rentabilidades que ofrece ahora el sector de la vivienda, y que se mueven en el entorno del 5%, son las más atractivas para el inversor particular. Hasta hace bien poco estos tenían dos opciones a la hora invertir en ladrillo. Por un lado, la fórmula clásica, que consistía en la compra de una vivienda que se destina al alquiler o que se vende tras su revalorización, y por otro lado, acudiendo a bolsa, a través de las históricas inmobiliarias.

Con la fórmula de las socimis el inversor obtiene rentabilidad asegurada a través del dividendo, ya que tienen la obligación legal de repartir el 80% de los beneficios, y también mediante de la revalorización de las acciones.

La rentabilidad que se ofrece va desde el 3,5% hasta el 18%, si bien en esta última cifra se está contando con una revalorización futura del inmueble que se basa únicamente en previsiones.